Talleres: MOVIMIENTO


La vida es movimiento y el movimiento es vida.

Y los niños son pura vida. Son dinámicos, ágiles, expresivos. Sus facultades físicas y sus ganas de conocer todo les hacen moverse, ir en busca, trasladarse, despegarse. Su libertad y su energía les llevan a experimentar todo tipo de movimientos y emociones. Su creatividad no tiene límites tampoco en lo que al movimiento se refiere. Y, por supuesto, investigan, prueban, ensayan, perseveran… y buscan nuevas sensaciones, nuevos retos.

Ellos se regulan, se controlan, se cansan y descansan, se arriesgan más o menos… si les dejamos, si les ofrecemos tiempo, lugares, entornos apropiados y confianza.

Si no les juzgamos, si no les presionamos, si no los comparamos, si no les exigimos mínimos ni les ponemos máximos preestablecidos. Si les proporcionamos seguridad pero a la vez desapego, si nos fiamos de ellos y nos distanciamos cuando ellos solos pueden, si estamos ahí cuando no pueden y nos necesitan a su lado.

Si les queremos como son, también en movimiento.

En este taller disfrutan de la psicomotricidad, de la música y la danza, del teatro, del juego simbólico, de la gimnasia, del atletismo, etc. sin reparar en la edad, sino cada uno atendiendo a sus intereses, sus gustos, sus facultades, sus ganas; cada uno a su manera, a su ritmo, a su estilo.

Tienen a su disposición materiales diversos, que les abren posibilidades en lugar de restringírselas, que les resultan atractivos e interesantes para sus creaciones o investigaciones, tanto personales como grupales (colchonetas, telas, instrumentos, etc), pero sobre todo, tienen tiempo para disfrutar.

Moviciencia

La ciencia no es estática y los niños y las niñas no son sedentarios. Tanto una como los otros están en movimiento, siempre avanzando, siempre creciendo.

El taller de Ciencia tiene la obligación de conectar con el mundo de los niños, con sus intereses y con sus necesidades. Y a la vez, tiene la obligación, la necesidad y el deseo de abrirse y nutrirse de la Naturaleza que, por suerte, en nuestras escuelas, nos rodea de modo exuberante: montañas, árboles, plantas, ríos, campos, animales… nos ofrecen todo tipo de experiencias y salir a vivirlas es sumamente atractivo.
Conscientes de este privilegio, un día a la semana ofrecemos a los niños la oportunidad de salir a pasear por los caminos cercanos y a disfrutar de la naturaleza con todos los sentidos.

En estas salidas vemos cómo, en los espacios abiertos, las niñas y los niños pueden expresar y regular de forma natural muchas emociones; cómo a través de la interacción cotidiana con árboles, animales y plantas, se relajan, desarrollan una mayor conexión y comprensión de sí mismos, de las cosas que les gustan; cómo aprenden a utilizar el espacio, a desenvolverse resolviendo sus temores; cómo se relacionan con los elementos y los seres de la naturaleza…
Hay estudios que demuestran que salir regularmente al campo mejora el comportamiento, aumenta la capacidad de concentración, mejora la coordinación motora…, es decir, mejora el aprendizaje. (1)

Los niños realizan observaciones, investigaciones directas sobre todos los elementos que les interesan, como insectos, frutos silvestres, flores y plantas, huellas, piedras, animales… Para ello nos ayudamos de lupas, prismáticos, recipientes para transportar bichos, libretas de anotaciones, etc. Luego, en la escuela, los analizamos con el microscopio, o hacemos colecciones, o los clasificamos, o creamos hábitats adecuados para ellos.

Además, durante el recorrido, les damos tiempo para jugar con cualquiera de los elementos de la naturaleza: agua, barro, arena, madera, musgo, piedras, ramas… Estos materiales naturales nada tienen que ver con los juguetes estructurados, ya que son todos distintos, complejos en sus características sensoriales (textura, color, temperatura…) y permiten un juego más abierto, creativo, auténtico, que desarrolla la fantasía e imaginación de los niños y las niñas.

A veces salimos con un objetivo claro y otras veces salimos a ver qué sorpresas encontramos, pero siempre lo pasamos muy bien y volvemos cansados pero satisfechos y con mil cosas que contar y compartir.
Además de relatar oral e informalmente lo que hemos vivido, les animamos a dejar constancia de ello, de la forma que más les apetezca, en un cuaderno de gran tamaño que llamamos “koaderno bixia”, donde recogemos sus aportaciones, tanto mediante dibujos, como mediante fotos comentadas, o poesías, o comentarios, o preguntas… Este cuaderno es utilizado en múltiples ocasiones, tanto por los niños que han hecho las salidas como por los demás, y también nos sirve para explicar a la gente que viene de visita a la escuela cuánto aprendemos y qué bien lo pasamos.

Aparte de estas salidas todas las semanas, al comienzo de cada curso escolar salimos más de una vez por semana para ir todos a casa de todos, para que todos sepamos dónde y en qué entorno vive cada uno (no entramos dentro). Esto es considerado tanto por los niños como por sus familias y por nosotras, las maestras, como algo fundamental para conocernos mejor. Estos recorridos los organizan los niños más mayores, pensando cuánto tiempo necesitaremos, qué podríamos ver por el camino, si hay que llevar sillitas para los más pequeños, si podemos visitar más de una casa en una mañana, etc.

(1) Heike Freire

Abaltzisketa

Zizurkil