FAMILIAS


Se dice que cada familia es un mundo. Varios de esos mundos confluyen al azar en un lugar, en un pueblo, en una escuela.

Los niños se separan físicamente de sus familiares durante unas horas para convivir con otros niños y niñas y con sus maestros, pero el estilo, la cultura, las costumbres, las creencias… de las familias no quedan relegadas ni olvidadas durante la jornada escolar.

Los niños son fruto de todo ello y así es como se presentan ante los demás. Poco a poco irán interpretando, investigando, admitiendo, incorporando otros estilos, otras costumbres, otras culturas, otras maneras de hacer que la escuela les irá ofreciendo, e irán haciéndose miembros de otros grupos, participando de otras oportunidades diferentes a las de casa.

 

 

 

“… la continua investigación, iniciada el primer día de vida, ha hecho que el niño entre en relación activa con el ambiente que le rodea, le ha permitido construir y expresar una cultura propia, particular. Con esta riqueza, el niño se presenta en la escuela. La escuela podría ser de incalculable valor en este crecimiento. Podría ser el momento mágico en el que cada niño pone su bagaje cultural ante el de los demás. Un momento delicado, que necesita corrección, estímulos, asistencia, a fin de que se destaquen los valores de cada cual. El encuentro de muchos niños daría nuevos impulsos a la investigación nunca interrumpida. Cada niño debería confrontarse con nuevos modelos, debería hablar con niños que se expresan de manera distinta a la suya, debería ponerse en cuestión él mismo…” (F. Tonucci)

 

Pero su familia será siempre lo más importante, su referencia, su refugio. Así que cuanta más confianza y respeto haya entre las familias y los maestros, más seguros, equilibrados, tranquilos y contentos se sentirán los niños. Las experiencias vividas tanto en casa como en la escuela se retroalimentarán, se incorporarán unas a otras y adquirirán mayor sentido. El conocimiento, las emociones, la curiosidad por aprender se sumarán y darán mejores frutos.

Los niños observan y captan la relación de sus padres y madres con la escuela, y viceversa. Valoran y disfrutan cuando ven que charlamos, nos reímos, nos preguntamos, nos interesamos los unos por los otros. Esto les da seguridad a ellos, confianza a sus padres y coherencia a nuestro trabajo, ya que nuestros alumnos son sus hijos y sus hijos son nuestros alumnos. Todos estamos interesados en su bienestar y queremos lo mejor para ellos.

 

 

Las FAMILIAS de la escuela …

 

Si nuestros alumnos son los mejores para nosotros, también lo son sus familias. Son las mejores familias.
Tenemos una gran suerte de que confíen sin reparos en nosotros, de que hayan decidido traer a sus hijos a nuestra escuela, de que nos den la oportunidad de participar en su vida a través de ellos.

Nos sentimos apoyados por ellas al cien por cien, se interesan por nuestras necesidades y nuestras ilusiones. Se implican en cualquier tarea que les sea requerida, nos ayudan en todo lo que necesitamos, nos muestran su reconocimiento y su confianza. Pero, a la vez, respetan nuestros criterios pedagógicos, nuestras decisiones.

Es un privilegio para nosotros que sean miembros de nuestra escuela. GRACIAS!!
Haremos todo lo posible por estar a la altura y no defraudarles.

Abaltzisketa

Zizurkil